Dríade del bosque


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Chakras

La palabra Chakra proviene del sánscrito y significa rueda, disco. Los chakras son vórtices energéticos, es decir, puntos con una importante concentración de energía vital. Podríamos decir que son una red de comunicación entre distintas dimensiones de nosotros mismos. Aunque su número es bastante elevado, hay siete básicos y serán los que trabajaremos.

En el plano físico, están relacionados con distintos órganos y distintas glándulas. A un nivel mental, rigen nuestros sistemas de creencias a través de los cuales, unidos a nuestras pautas de conciencia, experimentamos el mundo que nos rodea y vamos dándole forma. Podemos relacionarlos con el tiempo (distintas etapas de nuestra vida) o con las actividades que desarrollamos (trabajo, relaciones, aficiones,…) o con la evolución, personal y social.

Los siete chakras forman un conjunto, un sistema para modelar la consciencia, permitiéndonos conocernos más a nosotros mismos en lo físico, mental, en el comportamiento y en la cultura.



Aunque al hablar de los chakras en nuestra mente aparece la figura de un yogui sentado en la posición del loto con los centros energéticos dibujados como pétalos a lo largo de su columna vertebral, los sistemas que nombran siete niveles del ser humano o siete planos de realidad física, son muy variados: *los teósofos hablan de los siete rayos; *el árbol de la vida de los cabalistas tiene siete niveles horizontales entre sus tres columnas verticales y sus diez sefirot. *El número siete define los colores del arco-iris, *las notas musicales, *los días de la semana, *los ciclos de la vida (infancia, adolescencia, con siete más llegamos a la madurez), etc.


Los chakras también han sido llamados lotos. El simbolismo de los pétalos, al abrirse, representa la apertura de los chakras. Estas flores nacen en medio del lodo y se muestran inmaculadas, con toda su belleza. Así, de forma paralela, evoluciona el ser humano, recorriendo un camino entre sombras hasta alcanzar el despertar de la conciencia.

Pueden estar abiertos, cerrados o en algún estado intermedio. La configuración y el contenido de los chakras se forman, mayoritariamente, por la repetición de actos en nuestra vida. Hemos de recordar que todos estamos influenciados por la programación que recibimos en nuestra infancia, tanto de padres como de maestros, vecinos, etcétera. El factor cultural ha sido determinante en la consecución de lo que somos ahora. Y nuestra vibración continúa atrayendo a nuestra realidad factores y circunstancias en las que seguir reproduciendo lo que creemos ser.

Conocer el estado de nuestros chakras nos ayuda a descubrir nuestras tendencias negativas y nuestros potenciales apenas desarrollados.

Todo está dentro de uno. Para descubrirlo, sólo hay que parar y mirar, estar atentos. Ahora, en este preciso momento, cada uno de nosotros podemos abandonar los viejos patrones y crear hábitos nuevos.




Algunos mitos de la India describen los chakras como discos que se lanzan y siempre regresan a uno, trayendo consigo las consecuencias de lo que hemos emitido, ya sea consciente o inconscientemente. A veces, nos quedamos atrapados en una pauta repetitiva que se reproduce constantemente y no sabemos cómo salir de ahí. En esos casos, hablamos de chakras bloqueados.

Los chakras inferiores son más densos y están íntimamente relacionados con todo lo físico y con la materia. A medida que vamos ascendiendo, se vuelven más y más sutiles.

A medida que avanzamos en nuestro proceso evolutivo, vamos ascendiendo por el sistema de chakras y nos vamos liberando de programas negativos. Pero es necesario seguir con los pies en la tierra. De igual manera que elegimos un camino de ascensión, desde los chakras superiores hemos de descender a los planos más densos con una energía más liberada, lo que nos permitirá vivir en el plano puramente material de una forma totalmente diferente a como lo hicimos hasta ahora.




Os ofrezco un pequeño resumen:

El
primer chakra, situado en la base de la columna, rige el instinto de supervivencia. Se relaciona con la seguridad y la confianza en la vida y con tener los pies en la tierra.

El
segundo chakra, situado unos cuatro dedos por debajo del ombligo, rige las emociones y la sexualidad, estando relacionado con la creatividad y con el sentimiento de culpa.

El
tercer chakra, ubicado tres dedos por encima del ombligo, rige el poder personal y se relaciona con los enganches emocionales.

El
cuarto chakra, situado en el esternón, a la altura del corazón, rige el amor.

El
quinto chakra, situado en la garganta, rige la comunicación y la creatividad, y se relaciona con la capacidad de manifestar lo que pensamos y queremos.

El
sexto chakra, situado en el entrecejo, rige la clarividencia, la intuición y la imaginación y se relaciona con las preocupaciones.

El
séptimo chakra, situado en la parte más alta de la cabeza, rige el conocimiento y la comprensión y se relaciona con la conexión con lo divino, con nuestro verdadero ser.



Es bueno observarse objetivamente antes de pretender “eliminar” nuestros síntomas negativos. Nuestro autoconocimiento, la comprensión y aceptación de nuestros patrones y nuestra voluntad de cambiar lo que no nos gusta y hasta ahora hemos repetido de forma inconsciente, son las mejores premisas con las que podemos contar para garantizar nuestro éxito en la armonización de nuestros chakras y de nuestra vida.

A mayores, podemos apoyarnos en el empleo de meditaciones, visualizaciones, ejercicios físicos, colores, sonidos, minerales,...

Nosotros nos centraremos en el empleo de los minerales.


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